viernes, 6 de mayo de 2011

Berlín


Tengo el blog un poco abandonado estas últimas semanas. Pero hoy he venido para contaros mi maravillosa experiencia en otra capital europea: Berlín.
Mi universidad de Erasmus organizó un viaje de un fin de semana para disfrutar de la capital alemana, y Rosa y yo nos unimos.
Salimos el jueves 28 de abril de Paris a las 21h y llegamos a nuestro destino el viernes 29 a las 11h. Dejamos las cosas en el hotel y cogimos el primer cercanías dirección Berlín. Disfrutamos de un bonito día de tranquilidad y sosiego. Visitamos la torre de la televisión, Tiergarden (donde pasamos la mayoría de la tarde) y vimos, ya entrada la noche, la puerta de Brandeburgo.
El cansancio hizo que me durmiese nada más llegar a la habitación del albergue. El sábado nos levantamos con ganas de ver cosas. Habíamos visto en Internet que todos los días a las 11 de la mañana se hacían tours gratuitos por la ciudad en español y no nos lo pensamos dos veces. El tour empezaba enfrente de la puerta de Brandeburgo y de allí nos fueron llevando durante 4 horas y media por muchos rincones de la ciudad: el parlamento, el monumento a los judíos asesinados en Europa, el lugar donde estaba el bunker donde murió Hitler, Checkpoint Charlie, un trozo del muro de Berlín, la plaza de la Tolerancia y la de la Intolerancia (según las conocen algunos), la zona del río y, por último, la catedral.
Volvimos cansadísimas de caminar... pero había merecido la pena. Nos vestimos y nos dispusimos a salir por la noche. Había que descubrir el Berlín nocturno. Fuimos con los demás compañeros de la universidad a un pub frecuentado por berlineses llamado "Druide" y cuya especialidad eran los cubatas y cocktails de absenta (algo que yo ni siquiera olí). De allí a una discoteca con música insoportable para mis oídos y de allí otra vez al albergue en tren (donde tuvimos la "suerte" de ver una pelea en directo entre alemanes... muy divertido).
El domingo ya no había mucho tiempo. A las 14h teníamos que estar listos para volver a París. Aun así Rosa y yo aprovechamos y nos fuimos 2 horas a Berlín a ver la catedral por dentro y subir a su cúpula desde donde con tristeza, nos despedimos de una ciudad que aun no había tenido tiempo de calar en nuestras almas.

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