miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nieve!


Hoy, me he despertado rodeada de cuatro paredes que ya considero como mi casa, en una ciudad que se mancha de blanco cada vez con mas frecuencia. Sobre todo hoy: he visto la mayor nevada de mi corta historia.
A la salida del McDonald, como ya es habitual, entre en la boca de metro, pero cuando llegué al andén algo era diferente: había un montón de gente y el reloj marcaba que el siguiente metro llegaría en 7 minutos. Esperé, llegó uno con tanta gente que de haber intentado entrar las puertas del otro lado se habrían abierto por la presión. Lo vi partir, llegó otro (no sé muy bien si estaba igual o peor que el anterior) y así hasta pasar cuatro metros por delante mía. Salí del metro y caminé hacia Strasbourg-Saint Denis, intentando no caerme ni resbalarme con el hielo que se acumulaba en las calles.
Y sin embargo estaba feliz, dentro de una semana estaré en un avión de vuelta a casa.
McDonald, solo me queda un día, no me hagas mis últimas horas insoportables, pórtate bien, que como podrás haber comprobado, ¡he ganado! no has conseguido echarme antes de tiempo.