¿Qué sentido tiene una ciudad si no te sientes identificada con ella? Viajar consiste en conocer, experimentar, soñar, ver sitios nuevos, escapar de tu rutina diaria…
A ella le encantaba esa sensación. Sentirse libre durante un tiempo, sentirse que ella misma estaba lejos de allí y no podía influir en su viaje. Ana se sentó en el cálido césped y la observó. La miró cuidadosamente, como se mira algo frágil que tienes entre las manos y temes que se resbale entre tus dedos. Pero aquello era diferente. No se rompería con un simple chasquido de dedos. Era majestuoso, una estructura de hierro cubierta de pintura que renovaban cada siete años. Hacían falta un total de sesenta toneladas de pintura para cubrirla, además de
Sus párpados se abrieron lentamente y se descubrió a ella misma soñando despierta, como hacía muy a menudo. Se levantó de la cama y se acercó al espejo. Allí vio a una mujer preciosa, morena de ojos castaños, se acercaba a los 48 pero su vida le había regalado tantas cosas bonitas que no pudo menos que sonreír. Sonreírse a sí misma por ser feliz.
París te está esperando.
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